domingo, 19 de julio de 2009

Que M ierda


De acuerdo con las últimas estadísticas oficiales, provistas a la agencia Noticias Argentina por el Ministerio de Salud, al menos 1.311 personas perdieron la vida en 2007 por problemas de nutrición deficiente o anemia.
En 2006, habían sido 1.202 los argentinos víctimas de esta problemática, aunque el pico más alto sucedió en 2003 con 1.910 casos.
Desde 2004 las cifras comenzaron a descender hasta 2007 cuando por primera vez en cuatro años de fuertes retrocesos de los indicadores, la Argentina volvió a engrosar la lista de fallecimientos por desnutrición.
(...)
“Los chicos tenían hambre. Estaban desesperados. Lo único que había en la casa para repartir entre los siete hermanos era un puñado de azúcar. Y se les ocurrió mezclarla con algo para agrandar las raciones. A su alrededor sólo había tierra, hicieron una ensalada y se la comieron. Terminaron internados en el hospital de Quitilipi”.
Hace siete años, los medios de comunicación narraban y describían de esa forma las historias de decenas de “Dieguitos” o los “Juanitos” como llamaría el pintor rosarino Antonio Berne, que viven en minúsculas casillas de madera junto con sus familias y un integrante del cual no pueden desprenderse: el hambre.

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